La Quinta Heeren  

Posted by PRODUCCION SOCIAL DEL HABITAT in


Antiguamente habitado por la aristocracia. En el siglo XX por músicos, intelectuales y bohemios. Actualmente por los expulsados del sistema, que se aferran a las quintas derruidas como única opción de habitar la ciudad.



Desde la altura y desafiando el rígido damero hispano, los “Barrios altos”, ocultan tras sus ajados muros historias de esplendor de la época del virreinato.


Uno de sus tesoros más ocultos, que sólo algunos logran distinguir hoy, es la Quinta Heeren.

Constituida por un conjunto de mansiones de estilos alemán e inglés, con una plaza diseñada paisajísticamente, con esculturas, un puente, y restos de un zoológico privado que albergaba aves exóticas.


Construida por un alemán Oscar Augusto Heeren, en 1880, cuya nieta se casó con José Pardo y Barreda que fue presidente del Perú, y se establecieron en el 1900.


La belleza del conjunto de mansiones y los personajes que las habitaban también atrajo a varios embajadores. Todo era lujo y sofisticación


Todo esto quedó atrás. Hace muchos años que sólo es habitada por inquilinos.
Es una extraña joya en medio de los barrios altos sumidos en la violencia y la degradación.


Separada de la calle por un viejo y lujoso portón de rejas, con su casilla y guardián, como queriendo diferenciarse del olvido y marginación que la ciudad civilizada les destina.

Conserva su aire de señorío, ahora maltrecho y desvencijado. Como un aristócrata venido a menos con su ropa remendada pero con su andar distinguido y orgulloso.


Los vecinos no permiten que caiga, sostenida por puntales, por sus hombros, por sus esfuerzos y por su vida, ahí está todavía erguida.



Su plaza, símbolo de su distinción en otros tiempos, sigue viva y de brillantes colores por el cuidado amoroso de los vecinos.
Como burla de su actual destino, su aparente distinción, ha sido utilizada para famosos teleteatros que maquillan su esplendor.







Sus habitantes, no son menos particulares y especiales, pareciera que hubieran absorbido el espíritu de políticos, artistas e intelectuales, que se niegan a morir.


Muchas historias hay pero, por ahora, contaremos una.

vive hace años una querida amiga, Banca Carranza con su hermana.

Banquita como le decimos por cariño, esta ya entrada en años, pero su ágil cuerpo, movilizado por su energía vital nos engaña.

Ella nos cuenta toda la historia, no oficial, de los barrios. La historia no contada de los pobres que hace años sostienen las mansiones. Los tiempos que fueron mejores y cómo todo fue cambiando.

Cuando vamos a Lima no nos perdona que no nos alojemos en su casa y compartamos sus luchas como dirigente social.


Las noches y los días se hacen cortos para contarnos estrategias, sueños y rebeldías para preservar este espacio peculiar de la ciudad, y sobre todo, el derecho a habitarla por quienes la cuidan y la sostienen.



Su casa siempre está llena de mujeres y varones, de los barrios altos, de otras ciudades de Perú y de América Latina. Son dirigentes de organizaciones. Son conocedores y promotores de leyes. Saben que tienen derecho a seguir viviendo en las casas que los vieron nacer, reír y llorar.


Como otras quintas de los Barrios Altos, son consideradas monumentos, no sólo por el Municipio de Lima, sino, por organismos internacionales como el Word Monument.

Sus antiguos dueños que antes las desdeñaban, hoy analizan nuevos destinos de transformación.
Esto es bueno, pero es malo para los que los habitan. Su virtud, es su castigo.

Políticos, descendientes de los Heeren, desarrolladores urbanos y empresarios, todos tienen planes, pero en sus planes no está las familias que hoy la habitan.
No está Blanquita ni sus compañeros. En realidad, si están, están para ser erradicados.


Blanquita dormía plácidamente una noche junto a su hermana que hace años cuida por una vieja enfermedad. La puerta comenzó a ser golpeada violentamente, entraron matones armados y sin mediar palabra la tiraron a ella, su hermana y sus cosas a la calle.
Con estupor casi sin poder despertar de lo que creía una pesadilla, fue arrojada sin piedad, bajo el cumplimiento de una supuesta orden judicial.

Al igual que para la quinta, para Blanquita, su fuerza y su lucha es una virtud y también es su castigo.

A Blanquita y a los que habitan la quinta no lograron arrancarlos de su lugar.

Blanquita sigue luchando, sigue al lado de su casa en una habitación que le presta un vecino.
No está sola, están todos los que habitan la quinta, los que habitan los barrios altos, los que son excluidos en otras ciudades y todos los que creen que el derecho a habitar no tiene que ver con números y letras legales.

Tiene que ver con la vida, y la vida que le dan a los monumentos.
Seguimos en lucha, seguimos vivos.

Mariana Enet. 3 de Enero 2009.

VER DESALOJOS COMPULSIVOS EN EL CENTRO HISTÓRICO DE LIMA

2 comentarios

hola, muy interesante tu nota. pero que puede hacerse en casos en que los inquilinos (con todo derecho) no deseen salir de sus viviendas, pero estas son consideradas patrimonio cultural de la nacion? cual alternativa seria viable? saludos,rosario

Es interesante tu observación. Creo que el Estado debe estar presente para garantizar, por un lado, el derecho a habitar y, por otro, la conservación del patrimonio. Lo que debería hacer el Estado es garantizar que esos habitantes accedan a una vivienda adecuada en la zona de inserción de la Quinta y por otro, restaurar y re valorar un patrimonio de ese valor con alguna actividad abierta a todos los ciudadanos. Por ejemplo, cerca de la zona existen otras viviendas que pueden ser restauradas y adecuadas para vivienda colectiva de las familias que hoy habitan la Quinta. Esta experiencia se ha realizado en varias ciudades latinoamericanas e incluso se ha realizado con mano de obra "autogestionaria" de las mismas familias que en procesos participativos son re acomodados sin provocarles trastornos en la vida individual, familiar, barrial y de la ciudad. Gracias por tus comentarios. Seguimos en contacto

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Arquitecta Magister en Desarrollo Urbano Especialista en Hábitat Popular Investigador y consultor en temas de Hábitat Contacto: marianaenet@gmail.com